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La palabra pelele, según algunos investigadores, parece ser que podría venir del nombre de Pedro, como un diminutivo, se piensa que vasco o francés.

La figura del pelele aparece en España asociada a diferentes festividades en las que el pobre muñeco era o es maltratado de diversas formas y por diferentes motivos.

Las primeras referencias vienen del siglo 18, tanto en la Comunidad de Castilla La Mancha como en otros lugares de España. En la vecina Comunidad de Madrid, el manteo del pelele es en los carnavales y desde antiguo, las canciones no dejaban títere con cabeza, apareciendo letrillas con claras connotaciones sexuales o haciendo bromas incluso con el clero.

En Ocaña, la tradición dice que se manteaban en el domingo de resurrección. Las muchachas los confeccionaban en Semana Santa utilizando ropa vieja. Los rellenaban de paja, les pintaban la cara, les ponían pelo, etc. Después se ponía una cuerda de balcón a balcón y se colgaba en ella para que todo el mundo lo viera, atado del cuello o de la cintura. Otros se ponían en los balcones, ya dependiendo del gusto de cada casa. Después de comer, las chicas cogían unas mantas y manteaban a los peleles, mientras les cantaban canciones burlonas. Los chicos estaban pendientes para aprovechar que el pelele cayese fuera de la manta y hacerse con él. Pero las señoras mayores sacaban las escobas para darles con ellas y que los soltaran o no llegaran a cogerlos. Finalmente siempre salían ganando los muchachos, que se llevaban el pelele a la fuente grande, lo desbarataban y lo metían en los pilones, que se quedaban llenos de paja y ropas. El lunes tocaba limpieza, pero se había pasado muy bien. Ahí terminaba el juego hasta el año próximo.

En muchos sitios se denomina la fiesta de los Judas, en recuerdo de la traición de Judas Iscariote y también representan algún hecho criticable que haya ocurrido ese año en la localidad.

En Tarancón, por ejemplo, tiene otro significado: no es el Judas, sino que la fiesta del pelele se celebra junto con las hogueras de San José. En la noche del 18-19 de marzo, bailan y mantean al pelele y luego lo queman, simbolizando la llegada de la primavera y el fin del invierno.

En la provincia de Cuenca, encontramos muchos pueblos que conservan esta fiesta, al igual que en Guadalajara, Ciudad Real, Albacete y Toledo: En Albalate de las Nogueras, por ejemplo, los quintos y quintas del año plantan un tronco de chopo en el centro de la plaza y atan un pelele - judas en la punta, que termina estrellado contra el suelo y quemado, antes de la procesión del Encuentro.

Esta costumbre de poner un tronco para colgarlos se repite en otros lugares como en Laguna del Marquesado, Valdemoro de la Sierra o en Zafrilla, donde se dice que tienen fama de poner el judas más alto de la comarca, en lo alto de un tronco de entre 18 y 20 metros.

En algunas poblaciones se hacen dos judas, uno hombre y otro mujer, y se les cuelgan carteles con escritos en los que se denuncia y critica lo que no se ha hecho bien en el pueblo o en el país, en general.

En Boniches, como en El Tobar, se llegaba a disparar al judas con una escopeta, aunque lo más habitual en estas celebraciones es que termine quemado.

Ya han ido perdiendo su carácter religioso y se disfrutan como una fiesta más.

EL POBRE PELELE (recogido en Palomares del Campo y armonizado por Don Manuel Martínez Millán en el libro Cancionero Folklórico Popular de Cuenca en 1974)

El pobre pelele estaba de cocinero en Sevilla
Y llevaba en las espaldas los trastos de la cocina.
-A la una, a las dos, a las tres,….Arriba con él
El pobre pelele no tiene camisa
Que se la han quitado los frailes en misa.
Su padre lo quiere, su madre también,
Todos lo queremos….Arriba con él.

PELELITO, PELELITO (típico de pueblos manchegos, recogido en el Cancionero Musical de Castilla la Mancha de Fernando J. Cabañas Alamán, publicado en 2001 por La Universidad de Castilla la Mancha)

Pelelito, pelelito, si te llegas a morir
Pondremos una escalera, subiremos a por ti.
¡Olé, olá, que en la manta está.
Coge el niño el pelele, cógele, que se va.
No se va, no se va, que en en la manta está.
Mi amante es marinero, vendrá y lo cogerá.

En Santa Cruz de la Zarza (Toledo), le cantan también con cariño:

Arriba pelele, arriba con él.
Su padre le quiere, su madre también.
Todos le queremos: ¡Arriba con él!, ¡arriba con él!


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